viernes, 28 de septiembre de 2007

Hija de Cronos

El sol me despierta abrazador,
Buenos Aires con el látigo de cada día
con la hostilidad de la primer persona que te cruza.
Este tiempo de sometimiento,
de esfuerzo constante.
La ligereza de la vida
de ni un cafe con leche a la mañana,
me azota por la espalda
me ata los tobillos
me ciñe el pensamiento.
Y el cansancio,
la lucha diaria,
el esfuerzo de adaptarse a las formas,
me gana - y hoy me rindo -
en la batalla terrenal de Buenos Aires.
Me hundo en el egoismo ajeno,
me entrego a los porteños voraces,
que regurgitan, a cada instante,
un alma sensible que despedazan.

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